viernes, 10 de febrero de 2012

Escolástica, la santa y el silencio que conduce a amar.

   En la fría mañana invernal veo en el calendario que hoy es Sta Escolástica e inmediatamente me viene a la memoria el precioso lugar de Subiaco, no lejos de Roma, donde inició ella con Benito su aventura monástica.
  ¡Qué preciosos bosques! ¡Qué lugar natural y profundo! Benito vivió un tiempo en la cueva unos metros allá arriba en la montaña, en las peñas de piedra. Luego hicieron debajo el monasterio de Sta Escolástica.
  Recuerdo al guía del lugar, un buen monje gringo, aclarándonos en italiano que no estaba contándonos cosas de hace 5 siglos sino de hace 1.500 años... él mismo lo decía maravillado. Son lugares de la historia de nuestra fe que guardan mucho dentro de sí. Felicidades hoy a los monjes y monjas hijas de aquellos jóvenes valientes que se dejaron llevar por el Espíritu y abrir caminos cristianos maravillosos.

   Y hablando de monjes este divertido dibujo, creo que de Quino, sobre la teología de la liberación y los franciscanos...

  
   Desde luego mejor trabajando juntos la tierra (con el "peligro" de movilizarse con la gente) que ser fríos fantasmas helados como los de esta foto de la queridas Mercedarias de Bérriz:


   Bueno, para dejar a los contemplativos en paz, con afecto, os recomiendo el nuevo video "oficial" que acaban de editar, que me comparten desde el Monasterio de Huerta, sobre su vocación cisterciense, a ver si os gusta:


   Para los que viven la fe en la gran ciudad también una buena imagen. Me consta que en el Metro la gente aprovecha para orar, ojalá cada día viajen en el vagón de Jesús:


   Nosotros, en ciudades y parroquias más pequeñas, hacemos lo que podemos ¿A qué es bonita esta imagen de mi parroquia? Creo que la hizo Fran el día de mi entrada como párroco, es evocadora y la dejo para contemplar... ¿qué título le pondrías?


   Estemos en Subiaco o en Gijón, la acción por el Reino no va nunca lejos del silencio. Espero que estas letras, sacadas de la web de la comunidad de Taizé, nos animen a hacerlo un rato cada día. Mis saludos por hoy.

   "Cristo dice: «Éste es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 15,12). Tenemos necesidad de silencio para acoger estas palabras y ponerlas en práctica. Cuando estamos agitados e inquietos, tenemos tantos argumentos y razones para no perdonar y no amar demasiado y con facilidad. Pero cuando mantenemos «nuestra alma en paz y en silencio», estas razones se desvanecen. Quizás evitamos a veces el silencio, prefiriendo en vez cualquier ruido, cualquier palabra o distracción, porque la paz interior es un asunto arriesgado: nos hace vacíos y pobres, disuelve la amargura y las rebeliones, y nos conduce al don de nosotros mismos. Silenciosos y pobres, nuestros corazones son conquistados por el Espíritu Santo, llenos de un amor incondicional. De manera humilde pero cierta, el silencio conduce a amar".