Hola, en cuanto se despejan las nubes, el cielo puede dejarnos mucho que ver... en todos los sentidos.
Para ejercitar la capacidad de maravillarnos comparto también un par de videos. Bueno, lo ideal sería ver aquello en vivo y no en internet... así que ¡ a darnos un paseo y a ver las estrellas en cuanto podamos !
¿Cuanto tiempo hace que no lo has hecho?
http://vimeo.com/21294655
http://vimeo.com/22439234
Tomados de TSOPhotography, una preciosidad, grabados en los cielos de Canarias y de Rusia. Como para no maravillarse de lo que nos rodea!
Eso sí, hay que saber verlo...
Y un texto cristiano sobre medio ambiente, para reflexionar:
El ambiente, un bien colectivo (CDS 466)
La tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad: se trata del deber, común y universal, de respetar un bien colectivo, destinado a todos, impidiendo que se puedan “utilizar impunemente las diversas categorías de seres, vivos inanimados —animales, plantas, elementos naturales—, como mejor apetezca, según las propias exigencias”.
Es una responsabilidad que debe crecer, teniendo en cuenta la globalidad de la actual crisis ecológica y la consiguiente necesidad de afrontarla globalmente, ya que todos los seres dependen unos de otros en el orden universal establecido por el Creador: “Conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado, que es precisamente el cosmos”. Esta perspectiva adquiere una importancia particular cuando se considera, en el contexto de los estrechos vínculos que unen entre sí a los diversos ecosistemas, el valor ambiental de la biodiversidad, que se ha de tratar con sentido de responsabilidad y proteger adecuadamente, porque constituye una riqueza extraordinaria para toda la humanidad.
Al respecto, cada uno puede advertir con facilidad, por ejemplo, la importancia de la región amazónica, “uno de los espacios naturales más apreciados en el mundo por su diversidad biológica, siendo vital para el equilibrio ambiental de todo el planeta”. Los bosques contribuyen a mantener los esenciales equilibrios naturales, indispensables para la vida. Su destrucción, incluida la causada por los irrazonables incendios dolosos, acelera los procesos de desertificación con peligrosas consecuencias para las reservas de agua y pone en peligro la vida de muchos pueblos indígenas y el bienestar de las futuras generaciones. Todos, personas y sujetos institucionales, deben sentirse comprometidos en la protección del patrimonio forestal y, donde sea necesario, promover programas adecuados de reforestación.
Un abrazo, Pedro J.